Pequeños hábitos que reducen consumo y emisiones sin sacrificar tu rutina diaria
Conduce con suavidad
Los arranques bruscos y frenadas repentinas incrementan hasta 30 % el gasto de combustible. Mantén una aceleración progresiva y anticipa semáforos para frenar con motor.
Mantén la velocidad constante
Entre 60 y 90 km/h el motor trabaja en su rango óptimo. Usa el control de crucero —si tu auto lo tiene— en tramos largos para evitar variaciones que desperdician energía.
Planifica rutas inteligentes
Revisa aplicaciones de tráfico antes de salir. Una vuelta extra para evitar embotellamientos suele ahorrar más gasolina que esperar con el motor encendido.
Presión correcta en las llantas
Neumáticos 5 psi por debajo de lo recomendado aumentan la resistencia al rodaje y pueden sumar 1 litro extra por cada 100 km. Checa la presión en frío una vez a la semana.
Elimina peso innecesario
Cada 45 kg adicionales elevan el consumo alrededor de 2 %. Vacía la cajuela de herramientas que no uses a diario y desmonta portaequipajes si no los necesitas.
Apaga el motor en esperas prolongadas
Más de 60 segundos al ralentí consume más que apagar y volver a encender. En filas de banco o cajero, corta el encendido y abre las ventanillas para ventilar.
Programa tus cargas de combustible
Reposta temprano por la mañana o después del atardecer: la menor temperatura reduce la evaporación en el tanque y te llena con litros reales, no con vapores.
Da mantenimiento periódico al vehículo
Filtros de aire limpios, bujías en buen estado y aceite de grado adecuado mantienen la mezcla óptima y evitan sobreesfuerzos del motor.
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