Consejos prácticos para conducir seguro y cuidar tu combustible bajo la lluvia
Verifica la salud de tu batería y sistema eléctrico
La humedad aumenta la resistencia en los circuitos y puede descargar con rapidez una batería debilitada. Prueba el voltaje (12.6 V o más con el motor apagado) y limpia bornes sulfatados con una mezcla de agua y bicarbonato. Reemplaza cables o bujías agrietadas para evitar fallos de encendido.
Mantén tus neumáticos listos para pavimento mojado
Asegúrate de conservar al menos 3 mm de profundidad en la banda de rodamiento; con menos de eso el riesgo de aquaplaneo crece exponencialmente. Verifica la presión cada quince días: la lluvia enfría el ambiente y puede bajar la presión recomendada, aumentando consumo y distancia de frenado.
Optimiza frenos y visibilidad
Cambia escobillas limpiaparabrisas cada seis meses o cuando dejen vetas. Revisa líquido de frenos y discos; la combinación de agua y suciedad reduce la fricción. Añade líquido anticongelante-anticorrosivo al radiador para evitar sobrecalentamientos en atascos causados por tormentas.
Evita la contaminación del combustible
El agua puede filtrarse a tanques mal sellados. Llena tu depósito en estaciones con techos completos y tomas protegidas; además, mantener el tanque por encima de la mitad reduce la condensación interna. Pide gasolina por litros para asegurar la medida exacta.
Adapta tu estilo de conducción
Incrementa la distancia de seguridad al doble, acelera con suavidad y frena ligeramente antes de entrar a charcos profundos. Activa luces bajas —las luces altas se reflejan y reducen la visibilidad— y evita maniobras bruscas que obliguen al control de tracción a intervenir (gastan más gasolina).
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